Todos los jugadores de Rocket League saben que, en este juego, se enfrentan a una ardua batalla por ascender en los rangos que comienza en Bronze y va subiendo poco a poco hasta llegar a Champion y más allá. Esta batalla está jalonada de reveses y sesiones en las que te preguntas si volverás a ganar alguna partida, pero eso es precisamente lo que hace que te sientas tan bien cuando consigues encadenar una racha de cinco victorias seguidas. Miramasa, la creadora de contenido de Spacestation Gaming que ha ascendido al estrellato durante el último año, ha vivido en sus carnes la dureza de esta batalla desde mucho antes de que saliera Rocket League.
Miramasa (también conocida como Mirella, o Mira) ha tenido algo que demostrar desde una edad muy temprana. Creció en una pequeña ciudad de los Países Bajos, en una familia formada por sus padres y un hermano y donde los videojuegos eran una presencia constante. Comenzó jugando con la Super Nintendo, con juegos como Super Mario World y Donkey Kong, pero no tardó en pasarse a PlayStation y Xbox. Antes de que su afición se convirtiera en profesión, nuestra protagonista, como la mayoría de los niños, tuvo que centrarse en la educación, una tarea no exenta de sus propias complicaciones.
En el sistema educativo de los Países Bajos, los niños realizan una prueba de aptitud llamada Cito Eindtoets Basisonderwijs (prueba final de educación primaria Cito) tras acabar la escuela elemental. El resultado que obtengan determina el nivel de educación apropiado para cada niño en función de su inteligencia. Desde una edad muy temprana, a Mira le habían diagnosticado un trastorno por déficit de atención agravado por discalculia, un problema de aprendizaje que complica la realización de tareas que tengan que ver con las matemáticas. Para entendernos, es algo así como el equivalente aritmético de la dislexia. Como es natural, con este trastorno no era fácil obtener un buen resultado en la prueba de aptitud. Y, debido a ello, el sistema educativo llegó a la conclusión de que Mira no era apta para la educación superior.
"Me metieron en el segundo nivel educativo —recuerda—. Fue bastante duro. Me obligó a empezar desde abajo y a trabajar a tope para subir. Yo sabía que podía hacerlo mejor de lo que aseguraban. La gente no hacía más que decirme que era tonta, pero yo estaba convencida de que podía dar mucho más".
Con unos buenos resultados escolares se podía anular el resultado de la prueba, así que Mira se pasó los seis años siguientes esforzándose para conseguirlo. Su meta era cursar la carrera de Derecho.
"Procuro ser una persona con sentido de la justicia —nos explica—. No soporto que se trate de manera injusta a quienes carecen de voz. Sinceramente, me pone enferma. Y cuando veo que pasa en las redes sociales, tengo que intervenir. Me da igual que sea un tema que se considere polémico o de naturaleza política. He pensado así desde muy joven. Siempre he querido hacer algo que me permitiera ayudar a la gente".
Como no contaba con ahorros para pagarse la carrera, Mira tuvo que compaginar dos trabajos para costearse los estudios de Derecho. Al cabo de 13 años en el instituto y la universidad, obtuvo dos másteres en este campo, uno en Derecho civil y otro en Derecho penal. Además, antes de haber terminado la carrera, ya había trabajado en un bufete de abogados. Pero entre las exigencias de la educación, un trabajo que le obligaba a perder dos horas y media al día en desplazamientos y la reaparición de su antigua afición a los videojuegos, estaba empezando a sacrificar la felicidad en aras de la vida profesional. Seguía queriendo ayudar a la gente con sus conocimientos jurídicos, pero la realidad es que el trabajo que hacía en el bufete no le llenaba.
"Dormía más bien poco. Llegó un punto en que tuve que ir a terapia. Tenía problemas para compaginar los estudios y el trabajo, lo que empezó a provocarme ataques de pánico. Al cabo de dos años, tuve que dejar el bufete. Era el último año de la carrera. Seguí ofreciendo servicios de asesoría jurídica a algunas organizaciones, pero la verdad es que no podía seguir con ese ritmo".
Fue entonces cuando reaparecieron los videojuegos en la vida de Mira. Sus compañeros de piso de aquella época eran muy aficionados, lo que provocó que ella empezara a jugar cada vez más para desconectar. Y así fue como descubrió Rocket League y luego Twitch.
"La verdad es que encajo de manera natural en la experiencia social de los videojuegos y Rocket League. Cuando trabajaba en el bufete, jamás se me habría ocurrido transmitir partidas, pero mis amigos me dijeron que se me daría genial algo llamado Twitch, dado que tengo la costumbre de no callarme ni debajo del agua [se ríe]. Me invitaron a meterme en aquellas primeras transmisiones y a participar en el chat para que se me quitara la timidez. Así que lo hice".
Mira comenzó a transmitir partidas a comienzos del 2020 y no ha parado desde entonces. En este tiempo, ha conseguido 35 000 seguidores en su canal de Twitch y una comunidad cada día más grande en Twitter y otras redes sociales, además de firmar un contrato con Spacestation Gaming. Más recientemente, acaba de terminar un "subatón". Para los legos en la materia, consiste en una transmisión de duración prefijada al que se le va añadiendo tiempo cada vez que alguien se suscribe al canal.
La transmisión se realizó en la casa de los padres de su novio, Max, donde reside en la actualidad. La idea fue de ella, pero no tuvo que esforzarse mucho para convencer a Max. Y lo cierto es que el subatón se cerró cuando Mira había alcanzado la asombrosa cifra de 1000 horas de transmisión y había obtenido más de 18 000 nuevos suscriptores para el canal. Cuando Max y ella lo estaban planeando, su objetivo era transmitir durante un día entero casi a modo de reto, pero la cosa no tardó en volverse mucho más grande.
"Superé el día que me había marcado y todo iba bien —relata Mira—. El segundo día, dormí durante la transmisión. Dábamos por hecho que terminaría al día siguiente porque, en un momento dado, el reloj llegó a estar por debajo de las tres horas. Pero entonces se movilizó la comunidad y nos dio un tercer día. Y la cosa siguió creciendo y creciendo. Al final, estuve transmitiendo 41 días consecutivos".
Mira celebró el final del subatón con sus primeras vacaciones en varios años.
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A pesar de su rápido éxito y el auge que está teniendo en la comunidad de Rocket League, no le está resultando nada fácil convencer a su familia de que ha tomado la decisión correcta y de que esta apuesta profesional es la que la hace feliz. Ha tratado de explicar a su padre lo que es la creación de contenidos, pero no es tarea fácil.
"Mi padre está chapado a la antigua —dice—. En las comidas familiares y cosas de esas, sigue diciéndoles a todos que voy a volver al Derecho y que no entiende muy bien a qué me dedico. Es un rollo. Mi pueblo es muy pequeño y conservador. No entienden lo que es Twitch por mucho que me esfuerce en explicárselo".
Aun así, Mira no ha cejado en su empeño de convencer a la familia de que la creación de contenidos le viene como anillo al dedo. Le hizo a su padre una cuenta llamada "MiramasaDad" ("papá de Miramasa") para que pudiera ver sus transmisiones. Y lo cierto es que, cuando se conecta, los espectadores de su hija lo saludan. "Lo está intentando, y es algo que agradezco. Solo necesita un poco más de tiempo para terminar de hacerse a la idea".
Por encima de todo, el aspecto de su nueva carrera que le gustaría que entendiese su familia es lo feliz que se siente ahora en comparación con su época de profesional del Derecho. Mira asegura que se alegra de haber terminado los estudios y haber podido superar los escollos que le pusieron delante desde muy joven, pero la creación de contenidos es la actividad que le permite ser ella misma.
"Nunca me había sentido tan a gusto en ninguna parte. En el bufete no era así. No soy una persona convencional. Me gusta escuchar metal y me tiño el pelo de colores raros. Soy de un pueblecito donde todos esperan que actúes de manera 'normal'. Pero la creación de contenidos y mi comunidad han creado un espacio donde todos somos marginados sin que eso tenga nada de raro. Todo el mundo se quiere por ser como es. Algo así no lo había sentido en ninguna otra parte. Así que, sinceramente, me hace superfeliz. Y pensaba igual incluso cuando ganaba mucho menos con esto. No creo que lo deje nunca".
Recuerda seguir a Mira en Twitter y echa un vistazo a su canal de Twitch.