Si sigues a los creadores de contenido de Rocket League, es probable que ya conozcas a Chell. O, como mínimo, habrás visto a su perrete, Apollo, que se hizo viral el mes pasado al convertirse en el primer perro del mundo que marca un gol en Rocket League. Desde que comenzó a hacer directos, hace ya seis años, nuestra protagonista ha acumulado más de 200 000 seguidores en sus cuentas de redes sociales. Lo que no se ve en sus directos y sus vídeos es el hecho de que lleva casi el mismo tiempo haciendo malabares con los estudios y su actividad como creadora de contenidos, pero parece que por fin se vislumbra la luz al final del túnel y podrá centrarse en esta última.
A pesar de haberse graduado en el instituto muy temprano, a la edad de 16 años, Chell ha pasado los últimos seis años estudiando. Suele decir que lo pasó bastante mal en el colegio porque era una especie de marginada en la pequeña localidad del norte de California donde se crio. En el seno de su familia tenían una gran importancia las tradiciones japonesas, y su abuela cultivó el interés de la niña por el manga y el anime desde muy pequeña. Según nos cuenta, eso no la ayudó a encajar.
"No tenía muchos amigos y me hacían bastante bullying —afirma—. De segundo a cuarto curso, llevaba orejitas de gato a clase todos los días (se ríe). Era una niña un poco rara. Me encantaba mostrar abiertamente las cosas que me interesaban y no sabía cómo ser popular. Cuando lo recuerdo, tengo que decir que me parece estupendo que mi abuela me metiese en todo aquello, pero la verdad es que en el cole lo pasé mal".
Y las cosas no mejoraron al crecer. Chell tenía dos amigas íntimas que se fueron cuando estaba en el instituto y se quedó sola en un entorno que ella misma describe como hostil.
"A una de mis amigas la invitaron a marcharse del colegio porque se metió en una pelea y la otra se mudó —explica—. ¡Todo el mundo me tenía manía porque una amiga mía se había metido en una pelea! Era un horror. Le dije a mi madre que tenía que cambiarme de colegio, así que empezó a mirar lo del examen de competencia académica de California".
Este examen le permitiría determinar el estado de sus conocimientos académicos. Sus resultados fueron lo bastante buenos como para graduarse con antelación, pero eso no significaba que supiera a qué quería dedicarse. Eso sí, tenía una gran pasión: los videojuegos. Chell había empezado a jugar desde muy joven gracias a una hermana mayor que trabajaba en un GameStop. Creció rodeada de juegos de Nintendo 64 como Mario Kart y Hey You, Pikachu. Debido a su interés por este mundillo y la serie de televisión iCarly (sobre una vlogger), a nadie le sorprendió que decidiera dedicarse a hacer directos por Twitch.
"Ahora suena un poco raro, pero de niña me encantaba iCarly y pensaba que quería dedicarme a algo así —cuenta Chell—. No esperaba que nadie se fijara mucho en mí. La verdad es que me dedicaba a retransmitir porque me sentía sola. Por aquel entonces no tenía amigos. Seguía a algunos streamers como Valkyrae y me encantaba lo amistosa que era su comunidad. Yo quería algo así para la mía".
Por aquel entonces, Chell tenía 18 años y estaba terminando el ciclo universitario preparatorio sin saber todavía a qué quería dedicarse. Creía tener toda su educación planificada: estudiaría patologías del habla y el lenguaje, se cambiaría a otra universidad para sacarse el título y, finalmente, lo completaría con un máster. Pero por aquella misma época comenzó con las retransmisiones y descubrió que esta nueva afición le apasionaba. De hecho, abandonó la universidad Cal Tech East Bay para seguir estudiando a distancia a fin de compaginar mejor su formación con hacer directos.
A modo de tentativa, comenzó a probar con juegos como League of Legends o Call of Duty mientras iba aprendiendo a desenvolverse delante de la cámara y creaba una base de seguidores. El proceso llevó su tiempo. Chell dice que tuvo que enfrentarse a su propia inconstancia y al ambiente tóxico que a veces rodea a las creadoras de contenido en Twitch.
Nos comenta: "Empecé a ganar dinero haciendo transmisiones unos dos años después de empezar. La consistencia era uno de mis mayores problemas. No sabía cómo monetizar mi contenido ni cómo aprovechar las diferentes plataformas aparte de Twitch. También me comparaba con otra gente, lo cual no ayuda. No sabía si mi pasión era entretener o intentar ser muy buena jugando. Cuando empecé a crecer, tuve que aprender a lidiar con los insultos y el ambiente tóxico. Me acostumbré a que la gente hablara mal de mí a mis espaldas, pero nunca a la cara (se ríe). Tuve que aceptar que la gente dice burradas en internet e intenta herir tus sentimientos, pero al final te acostumbras. Te das cuenta de que no te conocen y consigues que no te afecte. ¡Hacer directos me ha curtido! (se ríe)".
Chell decidió centrarse en Rocket League al poco de empezar a transmitir. Lo había probado cuando salió, pero para ella no era más que un entretenimiento por aquel entonces. Luego, descubrió la RLCS y la comunidad. Ahí fue cuando Chell empezó a transmitir con regularidad.
"Cuando veía a la gente hacer jugadas aéreas y esas cosas, me enganché —asegura Chell—. Recuerdo pensar que eso era justo lo que quería ser capaz de hacer. Entonces, me puse a darle caña a los partidos clasificatorios en mis transmisiones con regularidad".
Con el tiempo, Chell consiguió una masa de seguidores en su canal de Twitch, empezó a tener ingresos y se diversificó a Instagram, TikTok y, cómo no, Twitter. Quería dar un giro en sus estudios hacia algo que la ayudara a ganar presencia en línea y acabó en Comunicaciones de Marketing Integradas. Si todo va según lo previsto, terminará sus estudios superiores en agosto y pasará a ser creadora de contenido a tiempo completo por primera vez en su vida. Hasta entonces, tendrá que seguir haciendo malabares entre las clases y los directos como de costumbre.
Chell mantiene esos dos aspectos de su vida totalmente independientes: nadie de clase sabe que hace transmisiones ni conoce su presencia en línea.
"No le cuento a nadie que hago directos —dice Chell entre risas—. Me da miedo que la gente descubra lo que hago. En internet soy Chell y en clase uso mi nombre real, pero también eliminaría el apellido ahí si pudiera".
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Chell sigue con dudas sobre el camino que tomará su carrera cuando se gradúe. Le encanta la idea de ser creadora de contenido a tiempo completo sin tener la carga de las clases, pero también le tienta la estabilidad propia de un trabajo tradicional. Chell comenta que le motivan mucho sus perros. Su sueño es irse de la ciudad en la que se crio y mudarse a una casa grande con un jardín enorme en el que sus perros, Apollo y Blue, puedan corretear siempre que quieran.
"No tuve una buena experiencia en el instituto, así que me apetece cerrar ese capítulo de mi vida —comenta—. Quiero hacer amigos en línea que compartan mis intereses, que busquen crear comunidades nuevas en vez de estar rodeada de la gente que me hizo bullying. Es algo que me resulta doloroso".
De momento, le motiva la perspectiva de convertirse en creadora de contenido a tiempo completo y ver hasta dónde pueden llegar sus canales. En el último año, Chell ha producido contenido en sus canales de Twitch y YouTube relacionado con partidos clasificatorios, su perro marcando goles e incluso con su novio GarrettG, jugador profesional de NRG. No te pierdas hasta dónde llegan sus canales después de graduarse en Twitch, YouTube, TikTok, Instagram y Twitter.
Chell quiere darles las gracias a sus amigos Athena, Kiaa, Mel y GarrettG, y a su familia por el apoyo.